La recuperación de esta crisis será más verde que la anterior
Pilita Clark
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Pilita Clark
El 5 de junio fue el Día Mundial del Medio Ambiente. Felicidades si te diste cuenta. Incluso en un año normal, este día designado por la ONU puede ser eclipsado por otros eventos. En este año de pandemia y protestas, tenía pocas probabilidades de ser reconocido, lo que suscita una pregunta más amplia: ¿Están a punto de descarrilarse los esfuerzos para evitar la gran amenaza ambiental del cambio climático?
Cuando la crisis del coronavirus se apoderó del mundo por primera vez, estaba segura de que eso pasaría. Las únicas cifras que parecían importantes eran las que aparecían en mi bandeja de entrada todos los días mostrando la última cifra de muertes por Covid-19 y cómo le iba a cada país en la lucha contra el virus. Esas cifras fueron seguidas de cerca por datos que trazaban el número aplastante de pérdidas de empleos y el colapso económico.
Estos siguen siendo signos vitales que se deben monitorear. Pero a medida que han pasado los meses, otro conjunto de datos ha comenzado a acumularse y con el tiempo esos datos formarán una clasificación importante. Mostrarán cuáles países, y empresas, están utilizando esta crisis para profundizar el impulso contra los combustibles fósiles y cuáles no.
Con al menos US$ 10 billones (millones de millones) en medidas de estímulo anunciadas hasta el momento, algunas entradas en el lado verde del libro mayor ya se están destacando. Como era de esperar, gran parte se han registrado en Europa, la sede de Greta Thunberg y las protestas en contra de los viajes en avión.
Los autos eléctricos deberían ser más baratos y fáciles de cargar en virtud del plan de recuperación del sector automotor de 8 mil millones de euros de Francia. Air France está lista para reducir los vuelos nacionales y reducir sus emisiones generales como condición de su rescate de 7 mil millones de euros. La UE dice que las políticas ecológicas serán fundamentales para su plan de recuperación de 750 mil millones de euros.
Pero Europa no está sola. El dinero de rescate de Canadá para grandes empleadores sólo se destinará a empresas que reporten riesgos climáticos a sus negocios, utilizando estándares de divulgación que han sido en gran medida voluntarios hasta ahora. Si esto allana el camino para que esas normas se generalicen y sean obligatorias, podría ayudar a transferir miles de millones de dólares de los inversionistas a empresas y servicios más ecológicos.
En comparación, la administración Trump está avanzando con los esfuerzos para revertir las salvaguardas ambientales de Estados Unidos, mientras que la situación en China y muchos otros países es mixta.
Entonces, ¿el mundo terminará pareciéndose más a EEUU o Europa? Al menos un presidente ejecutivo prominente cree que incluso Europa terminará suspendiendo la acción climática. “Sospecho que una gran parte de la agenda y los objetivos ambientales quedarán en segundo plano durante varios años”, dice Michael O’Leary de Ryanair. La gente todavía se preocupará por el medio ambiente, dijo el jefe de la aerolínea en una reciente conferencia de Financial Times. Pero les importará más el “desempleo masivo” y el endeudamiento del gobierno.
O’Leary tiene la historia de su lado. Antes de la última recesión mundial hace poco más de una década, él predijo que la recesión cambiaría la atención del medio ambiente al desempleo.
En ese caso, sólo US$ 1 de cada US$ 6 se gastó en infraestructura sostenible, dice el exgobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, ahora asesor de la próxima cumbre climática de la ONU.
Esa cita en sí misma apoya la opinión de O’Leary. Debía comenzar en Glasgow en noviembre, convirtiendo a 2020 en el año en que los países aumentarían la presión mutua para reducir las emisiones. La pandemia forzó un retraso hasta noviembre de 2021.
Sin embargo, creo que O’Leary está equivocado acerca de esta crisis. Ha cambiado demasiado desde la última recesión. Los costos de la tecnología verde han caído. Los números de empleos verdes han crecido. Las empresas de energía renovable por sí solas emplearon a 11 millones de personas en todo el mundo a fines de 2018, en comparación con 3,5 millones en 2010.
Los países han acordado compensar a los trabajadores del carbón y otros que pierdan sus empleos en el cambio hacia la energía verde. Todo esto hace que sea mucho más difícil argumentar que la acción climática automáticamente cuesta empleos.
Y muestra por qué aquellos que sí se acordaron del Día Mundial del Medio Ambiente vieron algo más que ha cambiado desde la última crisis. Cientos de compañías hoy respaldan los objetivos netos de emisiones cero que se han multiplicado desde 2018 o dicen que los gobiernos deberían alinear los planes de recuperación con esos objetivos. Esa lista incluye a Rolls-Royce, BP, HSBC y el aeropuerto de Heathrow. Ryanair todavía no está allí y tal vez O’Leary represente una mayoría silenciosa. Pero la dirección del camino es clara y significa que esta recuperación tendrá una forma muy diferente a la anterior.